Nuestras cifras como país son alarmantes. Estallido social y pandemia han tenido un impacto profundo en la salud mental de los chilenos y chilenas, declarándose crisis sanitaria.
Algunas cifras para dimensionar el alcance:
- Las licencias médicas por salud mental llegaron a 2,5 millones en 2021 y aumentaron 44% en un año
- El 25% de los chilenos tiene una enfermedad de salud mental y solo hay tratamiento para el 20% de ellos.
- El impacto en la salud mental que tiene el sector salud es solo un 30%, el resto de la salud depende de otros factores como el trabajo.
Esto quiere decir que el problema no se resuelve teniendo más y más profesionales de salud mental, sino que apunta a una solución integral donde la sociedad tiene un rol clave y las organizaciones son parte de esta.
El trabajo es en la adultez, lo que el colegio es en la infancia. Es decir, el espacio más importante luego de la familia.
En este sentido, las organizaciones tienen la responsabilidad (respons/habilidad) de generar condiciones óptimas para que las personas desplieguen su máximo potencial, en un espacio de bienestar emocional y desarrollo integral.
¿De qué podemos hacemos cargo como organización?
Humanizar los espacios de trabajo, teniendo líderes capaces de responder con nuevas estrategias para una gestión efectiva en materia de personas. Un liderazgo centrado en ellas hoy no puede ser una condición deseable, sino más bien es un “desde”, porque a medida que cambia el entorno laboral, el liderazgo también debe cambiar.
En su último estudio, Gartner señala que la preocupación de la mayoría de los directivos de RRHH este 2023 es la efectividad del liderazgo. Autenticidad, empatía y adaptabilidad serían las habilidades clave.
Desde este nuevo enfoque, el líder debe generar seguridad para que todos puedan expresarse libremente (diversidad), considerar las necesidades personales de sus equipos y administrar flujos de trabajo flexibles y personalizados para conseguir los resultados. (Gartner for HR Top 5 Priorities for HR Leaders in 2023)
Es ahora cuando necesitamos proporcionar entornos de trabajo promotores de la salud, donde el liderazgo y las relaciones sean un factor protector y no de riesgo.
