Dinámicas Humanas
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Panamericanos vs Proceso Constitucional

Pablo Fuenzalida
2 minutos

El Mercurio de Antofagasta | 28 de noviembre, 2023

Más allá del resultado, lo cierto es que el país y la sociedad están fracturados y los extremos exacerbados.

Los recientes Juegos Panamericanos y Parapanamericanos lograron reunir tanto a participantes de diversas nacionalidades como a una gran masa de chilenos y extranjeros que residen en nuestro país. Tuvo el carácter de una entretenida fiesta, en la que la pasión, la garra, el foco y una buena cuota de disciplina lograron que 130 medallas se quedaran en casa. Nelson Mandela, ex presidente de Sudáfrica, capaz de trascender su historia marcada por 27 años de cárcel, se enfocó en buscar la unión de un país dividido por el apartheid, aprovechando, entre otras cosas, el Mundial de Rugby como una plataforma para impulsar su noble propósito.

A semanas de nuestro plebiscito para votar por un proyecto constitucional, que tenía por objetivo unirnos y mirar un Chile del futuro, la realidad es otra. Más allá de la opción que cada persona elija el próximo 17 de diciembre, sin duda, la sensación es amarga y un proceso legítimo, que podría haber culminado en una fiesta de encuentro, está muy lejos de terminar así. Más allá del resultado, lo cierto es que el país y la sociedad están fracturados y los extremos exacerbados. Lo más claro es que, gane quien gane, será por una mínima diferencia, lo que significa que seguimos en bandos divididos y en la lógica de derecha e izquierda.

¿Qué necesitamos en Chile para ser capaces de trascender nuestras creencias profundamente arraigadas y hacer algo distinto para lograr el gran propósito? La neurociencia del comportamiento nos muestra que el 95% de nuestros actos son inconscientes y que el 90% de nuestros pensamientos son los mismos del día anterior. Con estos datos, es claro que nuestras creencias, pensamientos y decisiones responden al pasado, incluso sin darnos cuenta. Si realmente queremos un país unido con visión compartida de futuro, donde todos tengan oportunidades, necesitamos elevar nuestra conciencia.

Esto, que a vista de muchos puede sonar a esoterismo, es ciencia pura y aplicada. La pregunta clave es: ¿estarán nuestros políticos dispuestos a trabajar en su conciencia personal para trascender sus creencias e historias? Y, más importante aún, ¿lo estaremos cada uno de nosotros? Si no trabajamos en nosotros mismos y en nuestra conciencia para cambiar lo que hacemos y cómo abordamos los desafíos del país, esta historia se repetirá una y otra vez. Nos falta trabajo personal en función de un propósito que nos trascienda a todos. No es romanticismo, ¡es ciencia!