errores de liderazgo en empresas

5 errores que debes evitar si quieres liderar equipos sanos

April 21, 202515 min read

Liderar un equipo saludable y productivo es un desafío en cualquier organización. En Chile y Latinoamérica, muchos errores de liderazgo en empresas se repiten y minan el bienestar y el rendimiento de los colaboradores. 

De hecho, un informe regional reveló que un liderazgo deficiente es responsable del 39% del estrés laboral en los empleados latinoamericanos, solo superado por la sobrecarga de trabajo​.

Esto significa que casi 4 de cada 10 trabajadores atribuyen su estrés directamente a fallas en la dirección. Por ello, identificar y corregir estos errores es clave para mejorar la motivación, el clima laboral y la productividad.

A continuación, revisaremos los 5 errores de liderazgo en empresas más comunes que impactan negativamente a los equipos, junto con ejemplos y consejos prácticos para evitarlos. 

La buena noticia es que todos estos problemas tienen solución si se abordan con un enfoque consciente y estratégico.


1. Microgestión: el error de querer controlarlo todo

errores de liderazgo en empresas

La microgestión o micromanagement ocurre cuando el líder intenta controlar cada detalle del trabajo de su equipo. Esto suele manifestarse en revisar constantemente las tareas menores, exigir aprobaciones para cualquier decisión o no delegar responsabilidades. 

Aunque el líder crea que así evita errores, en realidad transmite falta de confianza. El resultado: el equipo se siente asfixiado y desmotivado, disminuyendo su capacidad de trabajo creativo e independiente.

Ejemplo: Imagina una jefa de proyecto que revisa hasta las comas de cada informe y exige estar en copia de todos los correos. Sus colaboradores empiezan a frustrarse; sienten que, haga lo que hagan, nunca será suficiente sin la revisión de la jefa. 

En vez de enfocarse en sus tareas, están pendientes de la próxima corrección minúscula que ella hará. Este ambiente de control excesivo pronto pasa factura: dos integrantes clave del equipo renuncian buscando un entorno con mayor autonomía.

No es un caso aislado. Estudios señalan que la microgestión está detrás de la fuga de talento en muchas organizaciones. Siete de cada 10 empleados que han sufrido microgestión han considerado renunciar a su trabajo. 

Además, 85% de los colaboradores la perciben como una práctica nociva para la moral del equipo​. Es claro que este estilo de liderazgo drena la motivación y aumenta la rotación de personal.

Cómo evitarlo: El antídoto contra la microgestión es aprender a delegar y a confiar en el equipo. Define claramente las responsabilidades de cada miembro y concéntrate en los resultados, no en el proceso exacto para lograrlos. 

Por ejemplo, establece objetivos semanales y permite que cada persona elija la mejor forma de alcanzarlos. También puedes programar reuniones periódicas de seguimiento en lugar de monitorear cada paso en tiempo real. De esta forma estarás informado del progreso sin entrometerte en cada detalle. 

Recuerda que un líder efectivo guía y apoya, no supervisa cada movimiento. Al dar espacio, tus colaboradores se sentirán valorados y asumirán mayor compromiso con su trabajo.


2. Comunicación deficiente y falta de claridad

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Una comunicación pobre por parte del líder puede sabotear incluso al equipo más talentoso. Este error abarca no comunicar claramente las expectativas, objetivos o cambios, así como no escuchar las inquietudes y sugerencias del equipo. 

Cuando el líder no transmite bien el rumbo o guarda información importante, se generan confusión, rumores y errores evitables. 

Del mismo modo, si no existe comunicación bidireccional (es decir, si el líder no presta atención al feedback de su gente), los colaboradores pueden sentir que su voz no cuenta, afectando su compromiso.

Ejemplo: En una empresa de tecnología, el gerente anunció un nuevo proyecto con plazos ajustados pero no aclaró las prioridades ni roles de cada uno. Algunos asumieron que debían enfocarse en ese proyecto y dejaron de lado otras tareas críticas, mientras otros continuaron con su carga habitual. El resultado fue un caos: se duplicaron trabajos y se descuidaron entregas importantes. 

Además, cuando el equipo intentó comunicar su sobrecarga, el gerente no los escuchó a tiempo. La falta de claridad y diálogo efectivo terminó costándole a la empresa un cliente clave debido a entregables retrasados.

Casos como este son más comunes de lo deseable. Una encuesta global encontró que 86% de empleados y directivos atribuyen las fallas en el trabajo a la falta de comunicación y colaboración efectiva​. 

Por el contrario, los equipos que se comunican bien pueden aumentar su productividad hasta en un 25%​. En otras palabras, una comunicación clara potencia el desempeño, mientras que la deficiente lo sabotea. 

Otro estudio en México mostró que 65% de los trabajadores operativos siente que los mensajes de la alta dirección no les llegan, evidenciando un problema global de desconexión entre líderes y equipos.

Cómo evitarlo: Para corregir este error de liderazgo, enfócate en mejorar la comunicación tanto hacia el equipo como desde el equipo. Esto implica establecer canales y espacios regulares para compartir información (reuniones breves de alineación, boletines internos, chats organizados por proyecto, etc.) y para escuchar a los colaboradores. 

Sé explícito al definir objetivos, plazos y responsabilidades: por ejemplo, al iniciar un proyecto, entrega un documento o email resumen con quién hace qué y para cuándo. 

Evita suposiciones; cuando surja una duda, aclárala de inmediato para todos. Igualmente importante es fomentar una comunicación abierta: invita a tu equipo a opinar, haz preguntas y presta atención activa a sus comentarios. 

Un buen líder pregunta y escucha, no solo da órdenes. Si tus colaboradores sienten que son escuchados, estarán más dispuestos a involucrarse y alertarte de problemas antes de que escalen.


3. No reconocer los logros ni dar retroalimentación constructiva

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Otro error crítico es la falta de reconocimiento y de feedback adecuado. Sucede cuando el líder solo se comunica para señalar errores o, peor aún, ni siquiera da retroalimentación de ningún tipo. Ignorar los logros y esfuerzos de los colaboradores puede destruir la motivación del equipo. 

Todos necesitamos saber si lo estamos haciendo bien; cuando ese reconocimiento nunca llega, las personas sienten que da igual esforzarse porque nadie lo nota. Esto lleva a un ambiente de apatía y bajo compromiso. 

Por otra parte, si el líder evita dar feedback constructivo a tiempo (por ejemplo, corrigiendo un rumbo equivocado o brindando coaching cuando alguien tiene dificultades), el equipo no tiene oportunidad de mejorar y aprender. 

El silencio o la crítica constante sin orientación pueden ser igualmente dañinos.

Ejemplo: Juan trabaja en una empresa financiera. Durante meses, asumió responsabilidades adicionales y cumplió metas exigentes, incluso quedándose horas extra.

Sin embargo, su gerente no hizo ningún comentario al respecto; nunca le agradeció ni reconoció su dedicación. Irónicamente, el único día que Juan recibió feedback fue cuando cometió un pequeño error en un informe, y la reprimenda fue pública durante una reunión de equipo. Juan se sintió desvalorado: todo su esfuerzo pasado parecía invisible y solo se fijaban en su fallo. En pocas semanas, su entusiasmo cayó en picada y comenzó a buscar otro empleo donde apreciaran sus contribuciones.

Historias como la de Juan reflejan una realidad alarmante: según encuestas, más de la mitad de los empleados (55%) dejarían su trabajo si sienten una falta de reconocimiento por parte de su empleador​. 

Es más, muchos de ellos citan esa ausencia de reconocimiento como la razón principal para cambiar de empleo​. Esto se confirma en Chile y Latinoamérica; por ejemplo, un reporte de 2022 encontró que la emoción negativa más experimentada por los trabajadores mayores (Baby Boomers) fue la falta de reconocimiento (48%), incluso por encima de la sobrecarga de trabajo y el agotamiento. 

Claramente, no valorar los logros del equipo pasa factura en la moral y aumenta la fuga de talento, además de limitar el potencial de desempeño (un colaborador desmotivado rendirá mucho menos).

Cómo evitarlo: La solución está en construir una cultura de reconocimiento y retroalimentación continua. En la práctica, esto significa hacer el hábito de destacar los éxitos, grandes y pequeños: desde felicitar a alguien en público por completar un proyecto difícil, hasta agradecer un esfuerzo extra en un momento crítico. 

No des por sentado que tus colaboradores “saben que lo hicieron bien”; díselo explícitamente. Una felicitación genuina o un correo de agradecimiento pueden elevar la moral enormemente. 

Asimismo, ofrece feedback constructivo de forma regular. Si algo necesita mejora, abórdalo en privado con tacto y con orientación sobre cómo hacerlo mejor, en lugar de esperar a que el problema sea grave. 

Muchos líderes emplean metodologías como feedback 360° o reuniones uno-a-uno quincenales para asegurarse de brindar retroalimentación equilibrada (tanto positiva como correctiva). Lo importante es que el empleado sepa dónde está parado: qué hace bien y en qué podría crecer. 

Cuando las personas sienten que su trabajo es reconocido y que reciben guía para mejorar, se comprometen más con la empresa. 

No por nada, las organizaciones que promueven el reconocimiento frecuente tienen 31% menos rotación voluntaria de personal​, reteniendo a su talento por más tiempo.


4. Ignorar el equilibrio trabajo-vida y fomentar el burnout

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En la búsqueda de resultados, algunos líderes cometen el error de ignorar el bienestar de su equipo, esperando disponibilidad 24/7 y cargas de trabajo insostenibles. Este estilo de liderazgo envía el mensaje de que el empleado debe anteponer el trabajo a todo lo demás, incluyendo su salud y vida personal. 

Las consecuencias son serias: estrés crónico, agotamiento (burnout), aumento de ausencias por enfermedad y, a la larga, menor productividad y más renuncias. Un equipo agotado difícilmente será productivo; el exceso de trabajo sostenido reduce la eficiencia, la creatividad y la motivación, además de deteriorar la salud mental y física de las personas.

Ejemplo: En una agencia de publicidad, el director solía enviar mensajes y asignar tareas urgentes a cualquier hora, incluso los fines de semana. Si alguien no respondía un correo del domingo por la tarde, recibía un llamado de atención el lunes. 

Esta cultura de disponibilidad total hizo que inicialmente el equipo lograra impresionar a algunos clientes por la rapidez, pero pronto los diseñadores y redactores comenzaron a mostrar señales de burnout: insomnio, irritabilidad, errores por agotamiento. 

Una de las creativas estrella sufrió una crisis de ansiedad y tuvo que tomar licencia médica. Al cabo de un año, la mitad del equipo original había renunciado, agotados por un ritmo que sentían insostenible.

Desafortunadamente, el síndrome de burnout se ha vuelto común. Un estudio reciente de Statista reveló que entre el 30% y 40% de los empleados en América Latina reportan síntomas de burnout​. Chile no es la excepción; de hecho, nuestro país está entre los más afectados por estrés laboral en la región​. 

¿Qué está provocando esto? Parte del problema es cultural: largas jornadas y poca desconexión. Como explica la coach Claudia Lalloz, en muchos países latinoamericanos es común que los empleados trabajen más de 48 horas semanales, superando los límites recomendados internacionalmente, porque se valora la productividad por encima del bienestar​. 

Este hábito, arraigado en algunas empresas, pasa factura en la salud. No es coincidencia que encuestas de clima laboral identifiquen la cultura tóxica y el liderazgo deficiente entre los mayores desencadenantes del estrés de los trabajadores. 

En resumen, un liderazgo que no respeta el equilibrio trabajo-vida de sus colaboradores termina quemando a su equipo y perjudicando los resultados a mediano plazo.

Cómo evitarlo: Un líder efectivo debe promover activamente el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Algunas prácticas recomendables: respetar los horarios laborales (evitar enviar tareas o mensajes fuera de hora salvo emergencias reales), fomentar que el equipo tome sus vacaciones y descansos sin culpas, y predicar con el ejemplo (no presumir de trabajar hasta la medianoche, sino mostrar que valoras la eficiencia dentro del horario). 

Establece expectativas claras de disponibilidad: por ejemplo, si se acerca una fecha límite importante que requerirá esfuerzo extra, comunícalo con anticipación y compénsalo luego con tiempo libre. También resulta útil implementar políticas de desconexión digital, donde pasado cierto horario no se esperen respuestas a emails o chats. 

En Chile, varias empresas ya adoptan iniciativas así, entendiendo que un colaborador descansado será más productivo y creativo al día siguiente. 

Por último, muestra empatía: conoce a tu equipo, entiende que cada persona tiene responsabilidades y vida fuera del trabajo (familia, estudios, salud). Si alguien atraviesa un momento personal difícil, flexibiliza en lo posible su carga o horario. 

Cuidando el bienestar de tu gente, no solo evitarás el burnout, sino que cultivarás un entorno de lealtad y compromiso. Un estudio de Marsh apuntó que las organizaciones con estrategias de bienestar robustas tienen empleados más comprometidos y resilientes​, lo cual se traduce en mejores resultados.


5. No fomentar el desarrollo y crecimiento del equipo

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El último error que destacamos es cuando el líder no impulsa el desarrollo profesional de su equipo. Esto se manifiesta de varias formas: jefes que no brindan capacitación ni oportunidades de aprendizaje, que no delegan proyectos desafiantes (dejando a la gente estancada en tareas rutinarias), o que nunca promueven a su personal porque prefieren contratar talento externo.

Un liderazgo así crea un techo para los colaboradores – estos sienten que no tienen futuro en la empresa, que da igual esforzarse porque no crecerán ni asumirán nuevos retos. 

A corto plazo puede que el equipo funcione, pero a largo plazo habrá desmotivación, fuga de talento y obsolescencia de habilidades. En un entorno tan competitivo y cambiante, no desarrollar al equipo también impacta la productividad: los empleados no adquieren nuevas competencias y la empresa se queda atrás frente a organizaciones con personal más entrenado y adaptable.

Ejemplo: Pensemos en una pyme tecnológica en Lima donde el gerente mantiene a cada quien en su rol estricto sin variaciones. Ana, una analista talentosa, lleva 3 años pidiendo participar en proyectos más complejos para crecer, pero siempre le responden "aún no estás lista" sin darle un plan para prepararse. 

La empresa tampoco ofrece cursos ni evalúa planes de carrera; el mensaje implícito es "quédate haciendo lo mismo". Finalmente, Ana se aburre y acepta una oferta de otra compañía que le promete formación continua. Algo similar ocurre con otros colegas: la pyme ve cómo se le van empleados valiosos porque no vieron oportunidades de crecimiento interno. El costo para el negocio es alto: contratar y entrenar reemplazos una y otra vez, mientras el conocimiento acumulado se pierde.

Situaciones así son frecuentes. Muchas encuestas demuestran que los profesionales –especialmente las generaciones más jóvenes– valoran enormemente las oportunidades de crecimiento. Según un estudio de Gallup, el 61% de los empleados afirma que la posibilidad de mejorar sus habilidades en el trabajo es un factor muy importante para permanecer en su empresa​. 

De hecho, casi la mitad (48%) cambiaría de empleo si eso le diera acceso a mejores programas de capacitación y desarrollo de habilidades​. Estos porcentajes envían un mensaje claro: si una organización no nutre el potencial de su gente, otros lo harán. 

Además, cuando un líder no confía lo suficiente en su equipo como para delegar proyectos desafiantes, se pierde la chance de descubrir talento interno y de alivianar su propia carga. A veces los gerentes evitan delegar por miedo a perder control (volviendo al error de la microgestión) o por inseguridad, pero esto termina creando empleados dependientes y poco innovadores.

Cómo evitarlo: Para no caer en este error, un líder debe asumir el rol de mentor además de gestor. Algunas acciones concretas: identifica las metas de desarrollo de cada integrante (¿qué le gustaría aprender o en qué posición se ve a futuro?) y traza junto a ellos un plan

Por ejemplo, asignar gradualmente tareas de mayor responsabilidad, financiar cursos o talleres, rotar funciones para ampliar experiencias. Implementa programas de capacitación continua: hoy existen muchas opciones, desde webinars y certificaciones en línea hasta traer coaches o facilitadores externos. 

También, reconoce los logros potenciando a la persona: si alguien destaca en un área, proponle liderar un proyecto pequeño en ese campo o ser mentor de otros en esa habilidad. Otra buena práctica es promover desde adentro siempre que sea posible. 

Cuando los colaboradores ven que pueden ascender o crecer dentro de la empresa, se esfuerzan más y se sienten parte de un futuro común. 

Por último, brinda retroalimentación de desarrollo – es decir, no solo evaluar el desempeño pasado, sino conversar sobre qué nuevas responsabilidades podría asumir el colaborador y qué necesita para lograrlas. Recuerda que el éxito de un líder se mide también por cuánto crece su equipo. Invertir tiempo y recursos en el desarrollo del personal no es un gasto, es una inversión: las empresas con programas sólidos de desarrollo y capacitación tienen tasas de rotación hasta 30% más bajas que aquellas que no los tienen​, además de equipos más capacitados para innovar.


Conclusión

Los errores de liderazgo en empresas que hemos analizado –microgestión, comunicación deficiente, falta de reconocimiento, descuidar el bienestar y no desarrollar al equipo– son frecuentes en Chile y Latinoamérica, pero se pueden evitar con conciencia y dedicación. 

Un líder verdaderamente efectivo es aquel que está dispuesto a aprender y crecer, al igual que le pide a su equipo que lo haga. Esto implica autoevaluarse periódicamente, solicitar feedback de los colegas e incluso buscar capacitación en habilidades de liderazgo. Los beneficios de corregir estos errores son enormes: equipos más sanos, motivados y productivos, menor rotación de personal y un clima laboral donde las personas pueden dar lo mejor de sí.

Implementar mejoras no siempre es sencillo, pero no tienes que hacerlo solo. En Dinámicas Humanas, podemos acompañarte en el camino para fortalecer tu liderazgo y el de tu organización. 

Nuestro equipo cuenta con amplia experiencia en coaching ejecutivo, formación de líderes y transformación cultural, enfocada en la realidad de Chile y Latinoamérica. 

Te ayudamos a diagnosticar estos problemas de liderazgo y a desarrollar estrategias a medida para resolverlos. El resultado son líderes más conscientes y equipos de alto rendimiento, con un ambiente laboral positivo. 

Evitar estos errores y adoptar mejores prácticas de liderazgo no solo hará que tu equipo esté más feliz, sino que impulsará el éxito sostenible de tu empresa. 

¡Contáctanos y trabajemos juntos para liderar equipos sanos y productivos!

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